INSTITUTO CULTURAL DE LEÓN

Construcción de diálogos para el bienestar social

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La crisis en que se encuentra el mundo ha permitido al ser humano realizar un sin número de reflexiones sobre prácticamente todo; sus problemáticas por supuesto tienen un papel fundamental, dar una vista hacia atrás y encontrarse con tantas fracturas genera un importante cuestionamiento: ¿queremos volver a la ‘normalidad’ en que vivíamos?

Ignacio Plá, actor, dramaturgo, programador y gestor cultural uruguayo, toma esta interrogante para abordar el tema de la reconstrucción social, preguntándose hacia dónde va esta recomposición; si, después de la pandemia, la ‘nueva normalidad’ traerá consigo nuevas herramientas que permitan trabajar con comunidades en tantas cosas fragmentadas desde mucho tiempo atrás, como la precariedad, la desigualdad, la falta de unión y el trabajo entre los grupos.

“Una de las cosas que definen a una comunidad es justamente el sentido o los territorios de sentido, que es lo que une específicamente a una comunidad, lo que los reúne y los hace caminar hacia adelante. Cuando el tejido social está descompuesto, parte de lo que está destruido es esta idea de caminar juntos hacia un fin común, de la construcción de un bien común.

No se trata nada más de regresar, buscar y acercarnos para estar como estábamos, sino justamente hacerlo para estar en otro lugar”, asegura el también etnólogo, quien ha dedicado sus últimos años de práctica artística y profesional a la creación e investigación escénica, la enseñanza de las artes y el trabajo con comunidades en nuestro país. Plá destaca, ante esta pandemia, un momento de pausa para escuchar y recuperar la gran sabiduría que existe en el pueblo mexicano.

“¿Cómo ha sobrevivido tal cantidad de población?, pues a través de la organización comunitaria, de encontrar formas de ayuda mutua, del saber; y en este sentido al arte es muy dúctil y significativo, es observar y acercarse a estas inteligencias comunitarias, a estas capacidades de organización para solucionar y solventar las distintas dificultades, solo con ese trabajo es como todo puede cobrar otro tipo de sentido”.

La importancia del arte, en este caso, es aquella mirada del mundo que parte de lo sensorial, lo emocional, lo afectivo y estético de la humanidad; un trabajo directo persona a persona. Es fundamental entonces no pensar en el arte como la producción artística de obra (una puesta en escena, una pieza musical, etcétera) sino como un camino para pensar e imaginar nuevas formas de relación social.

“El arte puede abordar una misma problemática desde muchas perspectivas. Generar un tipo de arte es lo que nos permite aproximarnos, conmover y movernos con el otro hacia un lugar diferente, es decir, si yo logro acercarme a ti y moverte, provocarte y envolverte en todas tus emociones, ya sucedió algo porque al final el arte, lo que busca cada vez más, es en generar experiencias transformadoras”.

Para lograrlo es importante que el artista cuente con las herramientas necesarias para analizar la dinámica social y los conflictos que puedan estar sucediendo en un contexto determinado, para abordarlos y confrontarlos. Si bien el artista no tiene la solución, sí puede acercar diversos instrumentos que permitan a las personas o comunidades ver las cosas con diferente perspectiva y, a partir de ahí, encontrar otros caminos para moverse juntos y encontrar soluciones.

Aún con ello, asegura Plá, es riesgoso pensar que el arte puede solucionar todo. Es cierto que mientras más interdisciplinario se sea, se podrá abordar un mayor número de problemáticas a través de distintos lenguajes artísticos y métodos, como por ejemplo el de abordar temas de manera directa y de frente, como sucede muchas veces con el teatro; por otro lado, algunas artes visuales contemporáneas utilizan la pedagogía en la generación de dispositivos que sirvan de pretexto para dialogar.

“Una parte sustancial para todo tipo de proceso de reconstrucción del tejido social es la forma en que construyas diálogos; por eso hay todo un cambio en el arte contemporáneo que tiene que ver con apostarle no al resultado sino al proceso, que es justo el trabajo de diálogo, de encontrar las problemáticas, de ir nombrando las situaciones y de ahí producir obra. El arte puede ayudarte a encontrar las preguntas importantes que hay que hacerse para cambiar las cosas”.

Ejemplo de esto es la Unidad de Vinculación Artística (UVA) del CCU Tlatelolco, UNAM, fundada en 2010 por Ignacio Plá, una escuela de artes que trabaja con un planteamiento diferente. Su propuesta, integrada por la práctica artística, la interdisciplina y la vinculación comunitaria, permitió permear en la participación colectiva a través de la recuperación de la memoria del barrio y en la creación de proyectos en beneficio de sus integrantes.

La escucha, el trabajo persona a persona, la identificación de problemáticas y el conocimiento de su historia, generaron dinámicas de reconstrucción del tejido integrando a toda su estructura social. Se trabajó también en temas como la drogadicción, la violencia y la falta de acceso a la educación artística. UVA se convirtió en un espacio con historias de formación, creación, vinculación y transformación que derivaron en procesos de beneficio comunitario. El éxito, manifiesta Plá, está en vivir el proceso, aprender de los errores y tener la capacidad de avanzar y crear.

“Si tú generas procesos de creación colectiva y coparticipativa son espacios formativos en sí mismos, estás impulsando la imaginación y la inteligencia social en muchos sentidos; y esta capacidad de decir «creamos esto juntos» también creo que permite reconstruir el tejido en sentido de dar poder, pero un poder visto como la capacidad de cambiar tu entorno y tu realidad, y eso sí te lo da de una manera muy directa el arte”.

Conoce más del trabajo de Ignacio Plá a través del V Congreso de Educación Artística para el Desarrollo Humano organizado por el Instituto Cultural de León, a desarrollarse del 26 al 28 de noviembre; con la conferencia magistral Sinfonía de los Tiempos: gramáticas artísticas y comunitarias en emergencia, analizando el papel y los retos de la praxis artística en el desarrollo de procesos de vinculación, colaboración, creación y transformación con distintas comunidades y proyectos de base social comunitaria. Consulta más a través de www.congresodeeducacionartistica.com


Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 122: bit.ly/Alternativas122

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El arte es crisis: Carta a un amigo en tiempos de pandemia

Carta a un amigo en tiempos de pandemiaQuerido Daniel:Me quedé reflexionando sobre lo que dijiste en la última carta. Yo entiendo el arte como la manifestación simbólica de la conciencia de ser y estar en el mundo, por ejemplo: Los caprichos de Goya no sólo son un registro histórico, dan cuenta de la dimensión humana atemporal; Efraín Huerta en Poemas prohibidos y de amor dice: Y dominaronPues con el alba toda,con el torno, el tractor y las espigas,el trabajo tenía un fresco sentimiento de triunfo.Y triunfaron.Del Báltico al Pacífico, un rumor,una llama, una virtud nacía;y hubo estatuas y ejércitos.Y hubo también un hombre(ningún hombre en el mundo trabaja más que él),un hombre de ardoroso metal,un hombre de sobrehumana calidad, un soviético: Stalin.En otro poema del mismo Efraín leemos:ved a este niño: madrileñocinco años, el cuerpo destrozado;tiene sonrisa de ave, tiene ojos de miseria. Evidentemente, el valor estético del primer párrafo rebasa su germen y el desacierto ideológico queda en segundo plano. Lo importante es que tanto Stalin como el niño son representaciones simbólicas de las posibilidades de la existencia humana. Pensaba además en la porosidad de los conceptos, ayer leía en Muerte sin fin:lleno de mí-ahíto-me descubro en la imagen atónita del agua.Sin ser una metáfora, hay una extrañeza que se sustenta en la apertura del concepto, es otra forma de decir: me veo reflejado en una superficie; al captar el tipo de relación que hay entre dos fenómenos podemos cambiar el contexto y renovar el lenguaje. En ese mismo poema Gorostiza dice:Y un reposo gentil de muerte niña, sonriente, que desflora un más allá de pájaros en desbandada.Esa imagen me lleva a la frase La risa sale revoloteando de él como una nube multicolor (Así habló Zaratustra). En ambas hay originalidad y además semejanza. Según yo entendí con Wittgenstein que aunque nada nuevo hay bajo el sol, nos queda la relación, y el ensanchamiento del mundo se debe al surgimiento y destrucción de relaciones que sólo pueden nacer y morir cobrando conciencia de que esto que tengo ante mí, acaso, pueda ser de otro modo por una relación distinta, abriendo así nuevas categorías con los mismos referentes. Entonces, si no son las cosas, sino la relación entre ellas lo que introduce la novedad, el artista, en un darse cuenta, irrumpe en la continuidad y elige otro modo de relación, a partir de ahí separa, juzga y decide qué hacer con esto que por ahora es así; en eso radica la creación. Andaba yo en estos piensos y decía, entonces el arte es, en esencia, crisis. Porque si crisis se deriva del griego krísis “decisión”, “juicio”, “discernimiento” y se emparenta con Krino “juzgar”, “reflexionar”, el arte es crisis. Más tarde encontré una conferencia del historiador chileno Roberto Soto que reafirmó mis intuiciones al respecto, dice “No se puede estar en crisis sin crítica, por lo tanto, la crisis es un proceso espiritual y no la descripción de un acontecimiento externo como un terremoto, que puede ser un gran desastre pero no necesariamente llevar al hombre a una crisis, la crisis es un proceso de revisión”. Pensé entonces ¿Y acaso no es ésta la esencia del arte? Espero tu amable respuesta y espero en Dios que este estado de cosas nos ponga en crisis.                                                                                                                Flor BoscoNota: Estas son las dos ideas principales en la reflexión. “Yo entiendo el arte comola manifestación simbólicade la conciencia de sery estar en el mundo.”“el artista, en un darse cuenta, irrumpe en la continuidad y elige otro modo de relación, a partir de ahí separa, juzga ydecide qué hacer con esto que por ahora es así; en eso radica la creación.” Flor Bosco (León, Gto., 1970). Licenciada en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Artista visual, ensambladora de objetos y palabras, cuenta con más de 50 exposiciones entre individuales y colectivas. Su obra ha sido expuesta en varios recintos oficiales del país. En el año 2000 funda el taller Mundo Quimérico. Desde 2010 ha escrito cuentos y poemas como soporte para su obra plástica. Ha publicado los libros de artista: “4 haikús, de la serie Desde el exilio” (2017) “Tipos de moscas” (2018) “Saben mi nombre” (2019) “Postergar la apostasía” (2020) con la editorial Navegante/Arte múltiple. Ha publicado serie corta de poemas en la revista bilingüe La Presa, Embajadoras Press, Ontario, Canadá y en Tres Pies al gato revista digital, 2018, 2019 y 2020.Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 122: bit.ly/Alternativas122

Del dicho al hecho, Atelier Romo y la educación profunda en el arte

Reconocido artista visual contemporáneo, Sebastián Romo es también un convencido de que el arte es fundamental para crear una sociedad sana; con esa premisa funda en el 2009, Atelier Romo, un espacio de enseñanza alternativa que, a través de la multidisciplina y la educación profunda, evoluciona el concepto de educación artística y lo fusiona con la profesionalización. Sebastián Romo se dedicó a la enseñanza artística desde muy joven, tanto en la institución pública como privada, y en ambos casos se encontró con barreras similares que alejaban a los jóvenes de la creación artística profesional.“Hay una dicotomía muy marcada en lo que es el mundo del arte y la educación artística. Creo que hay que hacer un esfuerzo por acercar a los estudiantes de arte a los mecanismos reales de la profesión”. Explicó el artista en entrevista con la Revista Cultural Alternativas. Para Romo, este distanciamiento nace de distintos factores:“Por un lado son prejuicios culturales que hemos heredado, como la idea romántica del pintor solitario encerrado en su estudio, produciendo objetos bellos, como si fuera incapaz de establecer un contacto directo, una responsabilidad con el trabajo, la sociedad o el momento histórico en el que vive”. Además menciona al sistema, cuya desactualización y rigidez juega en contra de los jóvenes que salen a competir distanciados de la profesión y sus retos en el mundo del arte. “Por otro lado, los sindicatos y una serie de mecanismos en muchas escuelas y talleres donde los maestros ya no están actualizados o están completamente fuera del circuito y no ayudan a que la gente pueda estar más cerca del mismo. La academia tiene muchos mecanismos que no están logrando actualizarse a la misma velocidad que las redes sociales, que nuestros tiempos, que el acceso a la información, tutoriales en YouTube, etcétera”; declara Sebastián Romo. Por supuesto que no todo recae en la academia y eso lo sabe Sebastián, que entiende que en esta generación existe una comodidad que desmotiva a la creación y a la búsqueda, que genera apatía en algunos casos. Y es que afortunadamente en México ya existen espacios y plataformas donde los artistas pueden difundir, comercializar y explotar su talento a través de la creación artística, lamentablemente estas puertas abiertas han creado, en algunos estudiantes, una comodidad en la que se sientan a esperar que el éxito algún día toque sus puertas. “Creo que la proactividad, pasar del dicho al hecho, el hacer, sigue siendo fundamental; sobretodo cuando ciertos mecanismos están muy cortados por distintos intereses políticos, económicos, de tradiciones, con más razón el artista tiene que ser proactivo”; explica Sebastián Romo. Ante esto y respecto a la frustración que como docente sentía al no poder saciar el hambre creadora de sus alumnos, decidió abrir su taller e invitar a jóvenes de diferentes instituciones a reunirse, aprender y crear. Así nació Atelier Romo, hace ya 11 años. “Estaba muy frustrado porque traté de varias maneras, al interior de las escuelas, de proponer nuevas estrategias, programas, etc., y siempre por una u otra razón no se podían implementar”.Paso a paso, Sebastián fue dándole forma a un proyecto de educación alternativa que tiene como uno de sus pilares el aprendizaje multidisciplinario.  “Creo que cada disciplina es una suerte de idioma, digamos que la costura es el alemán,la carpintería es francés, la comida italiano, el cuerpo el inglés, etcétera; mientras más idiomas hablemos, más sistemas de pensamientos vamos a tener para resolver un problema en concreto”.El programa evolucionó hasta que se convirtió en lo que hoy conocemos como Atelier Romo, espacio en donde, cada sábado y durante todo el día, se exploran temas desde 6 ejes rectores distintos: El cuerpo que sensibiliza, la teoría que da contexto y conocimiento, el dibujo como lenguaje universal, la comida para construir comunidad y nutrir, el taller es el espacio donde se materializan las cosas, y en el cine encuentran el paliativo a la ausencia de la posibilidad de viajar. “La idea de educación profunda tiene que ver con todo aquello que te acompaña en la vida cotidiana”; puntualizó Sebastián Romo. La educación profunda, fundamento de este sistema, se aleja de la meritocracia y busca como fin realmente aprender. Otra característica es que los alumnos de Atelier son quienes deciden qué es lo que quieren aprender durante el curso. “Realmente mucho del programa de Atelier está diseñado para empoderar, para ampliar la visión, y está completamente conectado con la idea del buen vivir y del bienestar”.Y en cuanto a los profesores y artistas colaboradores, se convierten en productores que acompañan a los jóvenes estudiantes, en lugar de proveedores que solo comparten conocimiento.“El arte es la única cosa, el único tema que tenemos que ha sobrevivido a lo largo de la historia de la humanidad. El arte es lo último que la inteligencia artificial va a lograr a hacer, es lo que nos hace humanos y lo que nos ayuda a ampliar nuestro rango de visión para entender el mundo de otras maneras posibles”. Explicó Sebastián Romo con respecto a priorizar la enseñanza artística.Actualmente Sebastián Romo se encuentra terminando una exposición que recopila 10 años de Atelier Romo, en colaboración con Arte Abierto, que se exhibirá en diciembre próximo; mientras que en marzo iniciará una nueva generación de estudiantes. Aprender y hacer, los estudiantes deben acercarse a la creación y la institución debe buscar maneras para facilitarlo. “La profesionalización tiene que estar dentro de las escuelas”, exclama Sebastian Romo, cuya exitosa trayectoria artística se compagina con la misión de evolucionar y mejorar la enseñanza artística en México.Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 122: bit.ly/Alternativas122

La pedagogía y el arte de enseñar arte

Soy un artista y nada más que un artista. Esto no significa que a veces caiga en temas y zonas a los que no pertenezco. Es algo que hago a cada rato y siempre ofrezco opiniones sobre cosas en las cuales soy un ignorante total. - Luis CamnitzerLa guerra o la paz, la noche o el día. Imposible pensar que existan ambos al mismo tiempo. Estamos de un lado o del otro, parece que nos resulta complicado aceptar los matices: Dios o el diablo, América o Chivas, Beatles o Rolling Stones, educación o arte.En temas de enseñanza no es muy distinto, hay quienes consideran que solo hay una manera de educar, “la letra con sangre entra”, y un solo tipo de educación: la educación formal. Desde ésta, se considera que la educación artística es un componente no prioritario y se le asigna al arte un fin instrumental, y en el mejor de los casos, un fin asistencial cuya utilidad se relega a fechas conmemorativas o al uso del tiempo libre. Desde la ceguera institucional se cree que el arte no responde a fines educativos trascendentales y por tanto el perfil de los docentes no requiere una formación especializada, ni la aplicación de las herramientas pedagógicas.Pedagogía del arteLa pedagogía del arte es un asunto al que no se le ha otorgado la importancia que merece. Esto es probablemente resultado de esa línea divisoria que separa al arte y a la educación, sin embargo esa línea debe desaparecer. La formación de alumnos en el arte requiere una metodología bien estructurada, una planeación basada en los contextos y condiciones de los alumnos, y requiere además de perfiles adecuados de quienes imparten contenidos. No todo artista puede enseñar.El artista busca senderos para comunicarse, es un explorador. El educador debe hacer lo mismo, debe implementar estrategias para transmitir los lenguajes artísticos y adecuar las formas de enseñanza a las virtudes de cada disciplina. El artista que enseña debe desprenderse de su condición y adoptar el silencioso papel del alfarero. Debe permitir que el lenguaje artístico fluya a través de él para llegar a otros y convertirse en el alambre de cobre que permitirá el paso de la electricidad y nos hará descubrir de una vez y para siempre, la fuerza de la palabra, el palpitar de la música o la magia del teatro.  “Una hoja cae, algo pasa volando”La idea de tener que escribir un poema, de leerlo a la clase en voz alta o de memorizar el Poema a la madre para recitarlo en medio del patio, es algo que casi nadie quiere experimentar y probablemente fue una de las lecciones menos agradables de la infancia. Enfrentarse a la literatura con los métodos tradicionales de la educación suele ser traumático y puede resultar tan aburrido y desagradable para algunas personas, que nunca volverán a leer un libro. Con ese panorama y en un país en que, de acuerdo con el INEGI, el número de lectores se reduce año con año, la enseñanza de la literatura implica una serie de retos que sería imposible superar sin los recursos de la pedagogía. Para enseñar una disciplina nada espectacular como la literatura y transmitir los matices de la palabra, es fundamental realizar un ejercicio de memoria y recordar los primeros hallazgos, las motivaciones y las primeras reacciones del cuerpo al expresarse con el lenguaje. Esto lo sé ahora, después de haberme parado frente a un grupo de reclusos y tratar de impresionarlos con mi recitación de Piedra de sol, de Paz. Hasta entonces desconocía el tamaño de mi ignorancia y los niveles de torpeza al hablar en público que era capaz de alcanzar. Tras varias visitas a los talleres educativos del CERESO de León, mi ‘autoestima de escritor’ estaba por los suelos; entonces, sin nada que perder, me dediqué a jugar. Gangsta Paradise se convirtió en mi libro de texto, de ahí pasamos a desmenuzar las letras de Control machete, la Sonora Santanera y los Tigres del Norte.- ¿Eso también es poesía?- preguntaron.- ¿Qué sientes cuando escuchas esa canción? – respondí.- Me vuelvo un toro, se me pone la piel chinita, así como la piel de gallina.- Entonces, sí es poesía.La pedagogía moderna da paso al aprendizaje a través de la experiencia, la enseñanza de literatura también. Si quien enseña poesía no es capaz de conectar con las memorias y vivencias del alumno a través del texto, éste perderá el interés y se alejará creyendo que la poesía habla un lenguaje desconocido, difícil o inentendible. No es que a la gente no le guste leer, es que no ha encontrado un libro que le atrape, ni un profesor que identifique los libros capaces de atraparle. No todo artista puede enseñar, pero todo buen maestro es un artista. Este texto se publicó originalmente en la Revista Cultural Alternativas 122: bit.ly/Alternativas122